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Mostrando entradas de mayo, 2008

Una mujer que mira el sur

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una mujer que mira al sur posee una tristeza en el rostro en miniatura toda ella es una figura raída imposible de precisar nadie sabe qué le duele pero su figura parece dormir un largo sueño una mujer que mira al sur camina hacia un puerto invisible y errante levanta la mano como quien saluda a alguien que se va sola navega las calles con una soledad insufrible una mujer que mira al sur tiene ganas de partir siempre
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i mi casa tiene un jardín donde una mujer dolida espera sentada el diluvio la lluvia de su cuerpo comienza a pronunciarse en sus tímidos pechos que como tiernas cerezas miran al firmamento esta misma mujer se coloca en posición de torrente y espera impaciente el milagro quiere quedarse allí hasta que el cielo se canse de tanto llorar necesita quedarse allí hasta que su cuerpo seco absorba cada gota derramada mi jardín de repente es un mar un mar con olas incandescentes mis ojos inevitablemente quieren quedarse anclados en estas aguas ii qué hace una mujer que tiene un vientre lleno de miedo y una voz acatarrada que le imposibilita el decir… qué hace una mujer que tiene un cuerpo hermoso pero no se anima a mirarse al espejo por miedo a descubrirse… enmudece
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estoy cansada tiro mi cuerpo lejos de esta mirada y contengo los brazos en el aire para que floten y duerman allí como si fuesen pájaros de tinta pero no son pájaros ni tinta ni cicatrices son manos que intentan aferrarse a algún árbol de cuerpo enorme estoy cansada arrojo nuevamente este cuerpo al aire alguien lo toma con sus manos y lo pronuncia en voz alta mi cuerpo se encarama al lado suyo y juega a la muerte del miedo
esta mano escribiente este trozo de carne tan propio tan querido rompe con mis estructuras me desarma ella la hermosa anunciadora me abarca la palabra nombra aquél gesto aún no dicho siempre se duerme con una nostalgia en sus ojos derrochada
escribo con la espalda recta y con los ojos hundidos en el rostro blanco el papel yace en la mesa como aturdido esperando mi señal para empaparse es así como me reclino ante su boca lo rozo tentadoramente le digo cosas al oído y su ropaje parece encenderse de miedo escribo como si el papel fuese un cuerpo durmiente y mi labor fuese despertarlo de un gran sueño para lograr abrir el manto que lo cubre y por fin darle un nombre
indiscutiblemente tengo miedo de lo que la palabra me obligue a pronunciar o a callar

¿Cómo leer poesía?

No hay receta posible. Cada lector es un mundo, cada lectura diferente. Nuevas aguas corren tras las aguas, dijo Heráclito; nadie embarca dos veces en el mismo río. Pero leer es otra forma de embarcarse: lo que pasa y corre es nuestra vida, sobre un texto inmóvil. El pasajero que desembarca es otro: ya no vuelve a leer con los mismos ojos. La estadística, el psicoanálisis, la historia, la sociología, el estructuralismo, la glosa, la exégesis, la documentación, el estudio de fuentes, de variantes, de influencias, el humor, el marxismo, la teología, la lingüística, la descripción, la traducción, todo puede servir para enriquecer la lectura. Un poema se deja leer de muchos modos (aunque no de cualquier modo: el texto condiciona las lecturas que admite).Y cada modo ayuda a ver esto o aquello que pone de relieve. Pero una vez que el método se convierte en receta (estadística, sociológica, psicoanalítica, semiótica, desconstructiva), restringe la lectura. Leer de muchos modos (con lo
yo navego en la noche turbia en los barcos cargados de tristeza que vienen desde el ancho mar de mi locura allí me gustaría anclarme en esas aguas en donde el cuerpo brillará hasta volverse más hermoso
yo no quiero más que un nombre para este miedo porque es un pobre ser sin cuerpo definido no tiene un habla para conjurar a los dioses no tiene manos para escribirse no tiene ojos para mirarme y enfrentarnos porque si mi miedo tuviese un nombre podría llamarlo para que por fin venga y nos podamos sentar frente a frente a perdonarnos